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Rubicón: El cambio de las Niñas y Niños a los 9 años.

Actualizado: 28 nov 2023




¿Qué es el rubicón?


Todo educador (Madres, Padres, Maestros y familiares) que conviva con Niñas y Niños de alrededor de nueve años, puede notar que es diferente. En esta edad pasan por una serie de cambios que marcan una "mini-pubertad", esta transición no se acompaña de cambios físicos evidentes, y por ello, a veces suele pasar desapercibida, o atribuirse a un "problema" del Niño; las reacciones emocionales que empiezan a ser más intensas, no necesariamente es por rebeldes y volubles, muchísimo menos un indicador de que la adolescencia ha llegado (hay que esperar algunos años más para ello). Es común que no sepamos a qué atribuir los cambios que empezamos a notar y que no reaccionemos adecuadamente a ellos.


Los niños y niñas de esta edad están atravesando lo que en la pedagogía waldorf se llama rubicón, una etapa natural de desarrollo en la que se dejan atrás el mundo mágico de la niñez, puede ser una etapa difícil porque la sensación es la de estar perdiendo el paraíso terrenal que representaba el apego con sus padres y se sienten de manera contundente separados de aquellos que habían cubierto por completo sus necesidades emocionales, lo cual puede ser abrumador.


El rubicón es parte del desarrollo sano de los niños.


Pasar por esta etapa es necesario para el desarrollo de su individualidad, es importante que los adultos lo veamos como un proceso natural y deseable, y también es valioso que entendamos que nada de eso lo hace más fácil para los chicos. Imagina encontrarte de repente solo en el mundo, después de toda tu vida sentirte integrado y protegido, sin querer, sin darte cuenta, iniciar un camino en el que la sensación es de separación de la seguridad que conocías; es comprensible tener sentimientos de tristeza, soledad, miedo, confusión y hasta enojo.


Como parte del proceso empiezan a cuestionarse muchas cosas que hasta ahora habían sido completamente certeras: ¿me quieren mis papás?, ¿soy parte importante de esta familia?, ¿me quieren mis amigos?, ¿soy adoptado?, ¿preferirán a alguien más que a mí?. Y con ellos pueden aparecer reclamos como quieres más a mi hermano”, nunca me escuchas, no me quieres, nunca me haces caso, que nos hablan de los profundos sentimientos que están teniendo y que sería importantísimo que los atendamos desde SU necesidad, y no la molestia que puede generarnos su actitud; la cual también es válida, porque convivir con un niño o niña en etapa de rubicón, plantea un reto interesante a los educadores.


Para complementar un poco más de lo que los niños viven, hay que agregar que la muerte empieza a concebirse de una manera muy diferente, por primera vez se ve como algo real o definitivo, ocasionando como es natural, miedo a morir o a que las personas importantes mueran; esto a veces se manifiesta de manera sutil, aparecen miedos que ya se habían superado (a la oscuridad, los monstruos o quedarse solo) o bien, aparecen algunos nuevos, enfermarse, tener un accidente, que sus padres salgan, separarse, etc.



El papel de los adultos en el acompañamiento del Rubicón


El rubicón es una etapa que puede representar un reto, para el niño, para su familia y sus compañeros y maestros. Somos los adultos los responsables de informarnos, entender, validar y afrontar sanamente esta etapa de crecimiento, atendiendo a sus necesidades y orientando con compasión para hacerles sentir seguros y acompañados en este proceso.


Es fundamental que los educadores entendamos que las actitudes de las niñas y niños en esta etapa siempre tienen un porqué y aunque a veces los percibamos como caprichosos, llorones, rebeldes o inestables necesitan que VALIDEMOS lo que están sintiendo, esto quiere decir dar espacio a sus sentimientos, en lugar de minimizarlos o pretender eliminarlos, decirles no tengas miedo o no te sientas así resulta sumamente invalidante por un hecho muy obvio: así se sienten. Palabras como entiendo que te sientas asustado, veo que estás molesto, se que te sientes triste, pueden ser mágicas, porque permiten a los niños ser libres de sentir lo que sea que estén sintiendo en lugar de pelear contra algo que no pueden controlar.


Validar no se trata de darle rienda a la emoción y fomentar que crezca, involucra un balance entre no minimizar/anular y no potencializarla; así mismo, acompañarles en esos momentos, hacerles sentir que estamos ahí, que les protegemos y están seguros puede ser un reto cuando no estamos acostumbrados a hacerlo, porque nos implica eso: ESTAR AHÍ, en todos los sentidos, acompañarles verdaderamente, con paciencia, amor y compasión.


Orientar cómo afrontar sanamente estos sentimientos es otra de las funciones que tenemos como adultos, que incluye necesariamente las dos anteriores, esto puede variar enormemente dependiendo de la situación y lo que creamos que funcione en un momento determinado. En conjunto puede ser algo como: entiendo que estás enojado porque crees que siempre te regaño a ti y no a tu hermana, gritarme y contestar de esa manera es algo que no voy a permitir que hagas, si necesitas un momento puedes tomar un espacio tu solo o puedo acompañarte, o bien, me parece comprensible que tengas miedo si piensas que voy a morir, a mi también me da mucho miedo perderte, pero aquí estoy contigo y todo está bien, vamos a dejar esa sensación un ratito y sola va a irse, ¿necesitas que te abrace?.

Estas frases variarán dependiendo de la situación en la que estemos y las palabras que sean nuestro estilo utilizar, si pudieramos determinar un “esquema” para armarlas sería: validar – mostrar cómo afrontar – cubrir la necesidad emocional (de compañía, protección, seguridad, empatía, escucha, amor).



El rubicón en los adultos que acompañan, ¿qué considerar?


Es perfectamente comprensible que a los educadores también nos resulte abrumador el afrontar esta etapa, requiere mucho dominio de nosotros mismos para no actuar desde nuestras propias emociones, y eso es todo un reto. Este momento de nuestros niños nos obliga a CRECER y ser mejores, podemos aplicar esas frases y esas formas de afrontamiento también con nosotros mismos.


Por último, comentar que es común que esperemos mucho de ellos, porque los vemos como niños grandes, o cuasi-adolescentes, pero no lo son, hay que recordar que son NIÑAS y NIÑOS todavía, de hecho son sus últimos atisbos de niñez. Es importante asumir nuestro rol de autoridad y hacer uso de nuestro criterio para el acelere de convertirlos en adolescentes (algo que la sociedad hace cada vez más rápido). Tener cuidado a la hora de elegir cómo se visten, qué actividades, películas, aparatos, permisos y contenidos a los que tienen acesso, ya que aunque parezca, hay cosas para las que emocionalmente aún no están preparados.


Evitemos acortar su niñez y alargar su adolescencia (lo serán hasta más o menos los 21 años), ya que no los hará madurar más pronto, sólo se conseguirá poner sobre sus hombros una carga más pesada que la que emocionalmente pueden cargar y de la que es necesario. Recordemos que las decisiones nos corresponden a los adultos y que hasta este momento es totalmente normal que necesiten de nosotros.


Probablemente si a todos los adultos nos preguntaran si querríamos volver a ser niños, muchos de nosotros sin dudarlo responderíamos afirmativamente, ¿porqué entonces apresurarlos a dejar atrás su niñez?, hay que permitir que los niños sean niños, ya llegará el momento en que dejen de serlo, cuando estén listos.


Ideas básicas del Rubicón


  • Los cambios en el estado de ánimo y actitudes de las niñas y niños a los 9 años es normal, parte de su proceso de individuación, necesario para crecer y madurar.

  • Es valioso que los educadores tengamos información acerca de lo que se espera en esta etapa para acompañarlos compasiva y empáticamente en este proceso.

  • Esta etapa, en la pedagogía waldorf, se llama rubicón.

  • Lo mejor que podemos hacer, es entender que es normal, validar lo que sienten, acompañar sus dudas y temores y ayudarlos a afrontar positivamente estas situaciones difíciles.

  • Las decisiones importantes nos corresponden a los adultos, no a los niños. Ellos pueden elegir algunas cosas sencillas, eso es importante, pero no pongamos sobre ellos el peso de decidir sobre su vida, eso será más adelante.

  • Si necesitas saber cómo llevar a la práctica los puntos anteriores, mantente atento a nuestro blog, acá compartiremos información que puede ayudarte en la retadora tarea de ser Padre/Madre y Criar con Amor.









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