Cuento La NiƱa del Farol
- Equipo de Misión Waldorf
- 9 nov 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 28 dic 2024

HabĆa una vez una niƱa que llevaba su brillante farolito por las calles llena de alegrĆa.
Yo voy con mi farolito y mi farolito conmigo;
Arriba brillan estrellas, abajo yo y mi amigo.
Entonces vino el viento silbando y zumbando.
Y la lucecita apagando.
-Ā”Oh! āexclamó la niƱa-. ĀæQuiĆ©n encenderĆ” mi farol?-. Pero por mucho que buscó, nadie apareció.
(Llega un erizo).
¿Qué es lo que se mueve en el follaje? ¿Qué es lo que anda a pasitos cortos y rÔpidos?
¿Qué es lo que se desliza tan deprisa? ”Es un amiguito con pinchos!
Querido erizo mĆo, el viento apagó mi farol. ĀæQuiĆ©n puede encendĆ©rmelo de nuevo?
No te puedo contestar, tienes otros a quien preguntar.
No me puedo parar, donde mis hijos tengo que estar.
(La niƱa sigue su camino. Llega un oso).
ĀæQuĆ© es lo que tanto gruƱe? Ā”Es el amigo oso! Querido oso mĆo, el viento apagó mi farol.
¿No sabes de alguien que pueda encendérmelo? El oso mueve su gordinflona cabeza y dice:
No te puedo contestar, tienes otros a quien preguntar.
No me puedo parar, tengo que ir a descansar.
¿Qué es lo que se mueve tan suave? ¿Qué es lo que se desliza por la hierba?
Es un listo y astuto zorro. Husmea con su nariz y dice a la niƱa:
De aquà te tienes que marchar, a tu casa tienes que llegar. Debo deslizarme y observar. Pronto un ratón quiero cazar.
Entonces la niña se sentó en una piedra y llorando dijo:
ĀæNadie me quiere ayudar?
Las estrellas la oyeron y dijeron:
Al sol debes preguntar. El te puede contestar.
La niña recobró su Ônimo y siguió adelante. Finalmente llegó a una casita. Dentro vio a una anciana que estaba hilando en una rueca. La niña abrió la puerta y dijo: -¿Sabes el camino hacia el Sol? ¿Quieres venir conmigo?
Tengo que trabajar. Hilos finos tengo que hilar.
Pero descansa un poco a mi lado pues te espera un camino largo y cansado.
La niña entró y se sentó. Cuando la niña hubo descansado cogió su farol y siguió su camino.
Y caminando llegó a una casita. Dentro se encontraba el anciano zapatero arreglando zapatos.
ā Buenos dĆas, querido zapatero. ĀæConoces tĆŗ el camino que lleva al Sol? ĀæQuieres venir conmigo?
Y el zapatero dijo:
Muchos zapatos hay que arreglar no tengo tiempo para pasear.
Pero descansa un poco a mi lado pues te espera un camino largo y cansado.
Cuando la niƱa hubo descansado, agarró su farol y siguió adelante. Finalmente, en la lejanĆa, vio un monte muy alto. Y pensó:
ā AllĆ arriba vivirĆ” el Sol.
Y corrió ligera como un corzo. Se le acercó un niñito que estaba jugando y saltando con su pelota en la pradera.
-ĀæQuieres venir conmigo al sol? Pero el niƱo preferĆa saltar y jugar.
Entonces la niña subió sola su camino, subiendo mÔs y mÔs por la montaña. Pero allà arriba tampoco encontró al Sol. Y pensando se dijo:
ā AquĆ me quedo esperando al Sol.
Y se sentó en el suelo a esperarlo. Como estaba muy cansada de tanto andar, se le cerraron los ojos y se quedó dormida.
Pero el Sol habĆa visto a la niƱa desde hacĆa tiempo, y cuando llegó el atardecer se inclinó y le encendió el farol. Entonces la niƱa se despertó y exclamó:
-”Oh! mi farol brilla de nuevo.
Y levantƔndose, se puso alegremente en camino.
De nuevo encontró al niño, y éste le dijo:
ā He perdido mi pelota y no la puedo encontrar.
ā Yo te voy a iluminar āle dijo la niƱa.- AquĆ estĆ” āgritó el niƱo-. Y se alejó cantando y saltando.
La niña siguió su camino y llegó a la casa del zapatero.
El zapatero estaba triste en su cuartito. ā Se apagó la lumbre ādijo- mis manos se quedaron tiesas de frĆo, y no puedo seguir arreglando zapatos.
ā Yo te encenderĆ© de nuevo la lumbre ādijo la niƱa.
El zapatero se calentó sus manos y siguió diligentemente martillando y cosiendo.
Lentamente prosiguió la niƱa su camino a travĆ©s del bosque, llegando a la casita de la anciana. En su cuartito no habĆa luz. ā Mi luz se apagó ādijo la anciana-. Desde hace tiempo no puedo seguir hilando.
ā Yo te encenderĆ© de nuevo la luz ādijo la niƱa alegremente.
Entonces la anciana cogió de nuevo su rueca y siguió hilando finos hilos.
Por fin la niƱa llego al bosque y todos los animales se despertaron del resplandor.
El zorrito husmeó y miró la luz. El oso gruñó y gruñó, acurrucÔndose aún mÔs en su cueva de invierno. El erizo se acercó lleno de curiosidad:
ā Ā”QuĆ© luciĆ©rnaga tan grande hay aquĆ!
La niƱa se fue alegremente a casa cantando:
Yo voy con mi farolito y mi farolito conmigo;
Arriba brillan estrellas, abajo yo y mi amigo.

Fuente: casawaldorf.com/la-nina-del-farol/
